Como se acerca la navidad os dejo unos cuantos monólogos relacionados con estas fiestas que en su momento me hicieron reir mucho: LA NAVIDAD:¿Te has dado cuenta? Aún quedan 3 meses para la Navidad y ya nos están bombardeando con anuncios… si ya lo dice la Biblia: “El ángel del Señor anunció a María”. Así empezó la Navidad, con un anuncio. Para mi, el milagro no es que apareciera un ángel. El milagro es que no anunciase un perfume o un turrón. Porque en Navidad no se anuncia otra cosa. ¿Te has fijado en que desaparecen los anuncios normales? ¿Qué pasa con el Schotch Brite? ¿Qué en Navidad “sí se puede estar sin él”?; ¿y las hemorroides? ¿qué? ¿hay que volver a sufrirlas en silencio?. Sin embargo, en Navidad aparecen otros anuncios, que yo no se si será por el alcohol que bebemos en estas fiestas, pero no hay por donde cogerlos: sale una tía en una moto, se baja la cremallera y enseñando las tetas dice:- Busco a Jacq’s…
Pero, ¿qué forma es esa de vender colonia? Es como si vas al kiosco, te bajas la bragueta y dices:
- Deme el periódico
No me quiero imaginar lo que habría que hacer para que te dieran el suplemento…
Aunque, por mí, que esta chica siga buscando a Jacq’s muchos anos, ¿eh?, por lo menos se ve bien alimentada, no como las otras que anuncian perfumes, todas lánguidas y paliduchas, que no tienen ni fuerza para decir la marca: “Tresor, Paguí”, “Poeme, Paguí”, “Anais, Anais, Paguí”.
Pero bueno, ¿desde cuándo son así los franceses? ¿Te imaginas a una de estas tías intentando volcarnos la fruta de nuestros camiones?: “Metegos lags naganjas pog el culo, Paguí”.
Y el colmo es que ahora hasta los perfumes de nombre castellano los anuncian en francés: “Cagolina Heguega”. Pero ¿qué pasa aquí? Hay que tener cuidado, porque como siga esta moda acabaremos oyendo: “Cuate, aquí hay tomate… Paguí”. “Un poco de pasta basta… Paguí”. Desde luego, tan refinados que nos hemos vuelto para unas cosas y lo bastos que seguimos siendo para otras: ¡Catacrás!, ¡Picó! ¡Catacrás!, ¡Picó! Y yo pregunto:
¿esto está a la altura de Europa? ¿Catacrás, Picó, catacrás, Picó? ¿No va siendo hora de que a este hombre le compren de una vez un pelador de almendras automático? ¿Ya está bien! ¡Qué está a punto de llegar el euro! ¿Y el anuncio de El Almendro?: “Vuelve, a casa vuelve, por Navidad…” . Y aparece un tío en una moto de incógnito, se baja de la moto y se mete corriendo en casas. ¿No te parece raro que ese tío vaya siempre con el cuello subido, escondiéndose? ¡Coño, ese tío es Jacq’s! ¡Cómo lo va a encontrar la otra si todas las Navidades se esconde en el pueblo! Y allí se tira el tío todas las fiestas, comiendo turrón. Porque el turrón está muy bueno. Sin embargo, parece que algunos fabricantes no lo quieren vender: “1880, el turrón más caro del mundo”. ¡Pues vale…!
Y no se acaba ahí la cosa. Ahí esta el turrón Delaviuda. Yo no quiero levantar ampollas, pero que le pregunten al marido de la viuda que tal le sentó el turrón…
Por si fuera poco, hay otros anuncios en los que parece que el turrón crea adicción. ¿Has visto a los pobres niños de Antiú Xixona? Con los ojos desencajados, descalzos por la nieve: “Queremos turrón, turrón, turrón”. Pero aunque les des el turrón, no paran: “Seguimos queriendo turrón, turrón, turrón”. ¿Estos niños están enganchados! Repito que a mi me encanta el turrón, pero según la publicidad: es caro, destruye y crea adicción… Joer, pues ya puestos, que el anuncio sea: “A tope sin turrones”. Eso sí que sería publicidad y no lo de poner en la cajita: “Calidad suprema”. Aunque lo hayas comprado en un semáforo, pondrá: “Calidad suprema”.
Para exagerados los de la sidra El Gaitero. “Sidra El Gaitero, famosa en el mundo entero”. ¡Pues no es verdad! Porque un día estaba yo en la Gran Muralla China y les pregunte a unos chinos, y ni conocían la sidra, ni mucho menos al gaitero. ¡Vamos, no conocían ni a Hevia!
Los que si son famosos son los del anuncio de Freixenet. Todos los famosos pueden ser burbujas: Miss Espana, Antonio Banderas, Ketama… Hasta Montserrat Caballé puede ser burbuja Freixenet… ¿Te imaginas que compras una botella de cava y dentro hay una burbuja del tamaño de Montserrat Caballé? Saldría el tapón a tomar por cul….?Y lo largo que es el anuncio de Freixenet? Es tan largo que mientras lo ponen ¡te da tiempo de ir a buscar a la de Jacq’s y chivarte de que el otro esta en el pueblo!
Los de Freixenet tendrían que aprender de los de MicroMachine, que con diez segundos se arreglan: eso sí, hablan tan deprisa que el niño se queda flipao:
Sube por la rampa, por la rampa baja,
Coches diminutos, dentro de una caja.
Tienen accesorios, cambian de color,
Pídetelos todos, hazme ese favor…
Es MicroMachine, MicroMachine, MicroMachine.
Hijo de un microondas y de Antonio Machín, y si no son MicroMachine, no son los auténticos.
En estos anuncios el padre sólo pilla una cosa: “Más de cinco mil”. Ahora que para anuncio raro, el de “las muñecas de Famosa”. Estas muñecas “se dirigen al portal para hacer llegar al niño su cariño y su amistad”. ¿Pero qué cariño y que amistad van a dar unas muñecas? ¿Qué pasa?, ¿qué son hinchables? ¡Ahora entiendo por qué Jesús en el pesebre se ríe porque está alegre!
En fin, analizando la publicidad navideña me puedo imaginar como fue el anuncio que le hizo el ángel a María. El ángel llegaría en moto y diría:
- Busco a María.
- ¿Maguia? Oui, c’est moi.
- Vas a tener un hijo como la sidra El Gaitero: famoso en el mundo entero.
- ¿Y será un buen hijo?
- Calidad suprema
- ¿Y de dónde vendrá, si no conozco varón?
- Pues de donde vienen todos, de… Paguí
EL GORDO DE NAVIDAD:Parece mentira que en una época como la Navidad, cuando se supone que tenemos que ser todos buenos y felices, algo que despierta nuestros más bajos instintos: la lotería. Sí, sí, no pongan esa cara.
Seguro que todos ustedes llevan lotería. Y, ¿por qué la compran?. Sean sinceros, ¿por ilusión?. No, por ilusión se compra un decimito. Los demás se compran por envidia. Porque no soportaría que les tocasen a los de su barrio y a ustedes no.
Miren ustedes, yo cuando me compré el primero me dije: “Mira, a ver si salimos de pobres, si me toca lo repartiré con la familia, le daré un millón a mi hermana, le compraré el coche a mi cuñado, a Mariví un reloj de oro, y a mi suegra unos guantes de boxeo que le han hecho ilusión toda la vida”Pero un día llegas al bar de debajo de tu casa y el camarero te dice:
- Tengo lotería, te lo digo porque todo el mundo ha comprado, tu verás lo que haces ¿eh?
Oye, que el tío te amenaza: y tú que no pensabas comprar, de pronto te imaginas el día de lotería con el bar lleno de gente brindando:
- A mí me ha tocado diez.
- A mí treinta.
Y que alguien te señala y dice:
- Mira, a ese le ofrecieron y no compró.
Eso te marcará para toda la vida. Ya pueden pasar años, que tú serás siempre “el pringao que no compró”. Y hasta te imaginas a tu mujer pegándote la bronca:
- ¡Desde luego, con la cantidad de horas que echas en el bar y no comprar... qué inútil has sido toda la vida!
Y claro, le dices al camarero:
- Dame cuatro.
A partir de ese momento, la envidia te hace coger toda la lotería que te ofrecen: la de la panadería, la de la oficina, la del hogar del pensionista... Y ahí no acaba la cosa: pierdes los escrúpulos y hasta tus principios. Si te ofrecen lotería del PP, tú, que siempre has sido de izquierdas, la compras. Y ahí tienes dos boletos con la gaviota en tu cartera, al lado del carnét de Comisiones. Y como toque, serías capaz de cantar la musiquilla: “Tatán...tatán...tataratatán...” Y todo por la lotería. ¿Ven como saca nuestros peores instintos? Estás tan obsesionado con que te toque, que incluso crees en cosas de las que normalmente te ríes. Sale Aramis Fuster por la tele diciendo:
- Este año acabará en nueve, o en ocho, y hacedme el favor de ser muy felices...
Y compras uno. Luego sale Rappel:
- Mi tarot te ayuda, el Gordo va a acabar en seis.
Llama mi cuñada y dice que ha soñado que ha acabado en cinco. ¡Cago en diez!Y luego llama tu suegra:
- ¿Habéis comprado un número donde las inundaciones del año pasado?
Y empiezas a mirar dónde fue la inundación más grave, que desde luego hace falta ser degenerado para ir a comprar donde hubo una desgracia:
- ¿Y dice usted que el agua sólo les llegó al tejado? ¿Y que no hubo muertos? ¡Bah! Eso no es una inundación ni es nada...
Y luego, ya, el colmo. ¿Se han dado cuenta de que si la lotería es de otra ciudad nos parece que tiene mucho más valor? El que tiene te la ofrece como si fuera hachís:
- Tengo lotería de Ponferrada.
- ¿De Ponferrada? ¡No me digas! Pásame dos.
- Te paso uno por ser tú, pero no se lo digas a Rebolledo.
Eres un canalla que piensas: “Como toque en Ponferrada, se va a enterar Rebolledo.” La cuestión es que aparecen tus peores instintos: “A mi hermana no tengo por qué darle nada. Y bien pensado, si mi cuñado quiere comprarse un coche, que ahorre... Y mi suegra, con unos guantes de cocina va que se mata”.Por fin llega el día del sorteo y por supuesto no te toca. Y encima tienes que aguantar las imágenes de la tele, que a los diez minutos te sacan a unos tíos en la puerta de un bar cogiéndose del cuello y saltando: “¡Oeee! ¡Oeee! ¡Oeee! ¡Oeee!” . De repente te fijas: “¡Coño, si es Rebolledo! Ha tocado en su barrio y el tío no me ofreció. ¿Será desgraciado? Hace falta ser mala persona”.Pero lo que ya no puedo soportar es cuando sacan a uno que le han tocado 50 millones, que está como si nada:
- ¿Y usted qué va a hacer con el dinero?
- Yo nada, tapar agujeros...
¡Tapar agujeros! ¿Pero qué agujeros tendrá ese tío? Apagas la tele y te bajas al bar y nada más entrar te sueltan:
- No nos ha tocado nada, pero lo importante es que haya salud
¡Pero eso faltaba! Que encima de que no me toca la lotería me atropelle un camión. ¿Será posible?
En fin, queridos, que más que desear que nos toque la lotería, lo que hay que desear es que no le toque a nadie cercano
LA NOCHEVIEJA:Dentro de nada... Nochevieja, ¿eh? ¡Qué estrés! Yo en Nochevieja me siento... me siento... no sé, me siento como un toro, ¿no?
Cuando llega la fiesta miro alrededor y me da la sensación de que todo el mundo se lo está pasando bien, menos yo.
El estrés comienza con la cena. Aquello parece una prueba del Gran Prix:
tienes que llevar calzoncillos rojos, tener algo de oro para meterlo en la copa, preparar las doce uvas... Y contarlas varias veces, porque como son todas iguales, te equivocas:
-Una, dos, tres, cuatro... una, dos, tres, cuatro, cinco, seis...
Esta pocha ya la he contado... Una, dos... siete, ocho...
¡Joder, las doce menos veinte! ¡Chavalín, trae el Rotring, que las voy a numerar, como en el Bingo!
Y tu madre:
-¿Queréis venir, que se enfrían las gambas?
Que esa es otra: te tienes que comer todo lo que está en la mesa...
¡antes de las doce!; que, con las prisas, más que pelar gambas, parece que estás
desactivando una bomba.
¡Coño, las doce menos diez! ¡Mamá, no me da tiempo: hazme un
sándwich con el cochinillo, que ya está terminando Cruz y Raya!
Y no eres el único que está agobiado, ¿eh? No hay más que ver la tele.
Allí están Ana Obregón y Ramón García, explicando a toda España como funciona un reloj. Acojonados por si se equivocan:
-Cuando la aguja pequeña esté en las doce y la grande también..serán las doce..
¡Coño, como todas las noches!
-Y entonces bajará la bola y... luego vienen los cuartos, ¡no vayan a empezar a comerse las uvas, ¿eh?
Vamos a ver: ¿por qué nos explican mil veces que nos comamos las uvas en
los cuartos y nadie nos explica por qué coño tiene que bajar una bola? ¿Qué clase de reloj es ése?
Cuando por fin llegan las doce, en toda España se oye lo mismo: Cla, cla, cla, cla... --Eso es la bola!: cla, cla, cla... Din-don...
-¡Ah no, que son los cuartos! Din-don...
-¡Escupid que son los cuartos! Din-don...
Pfbbbbbbbb... ¿qué son qué? Din-don...
Los cuartos... Ton...
¡Ahora, ahora! Ton...¡Una!
¡Que no, que vamos por la segunda! Ton...
Pues me meto dos... Ton... Seis...
¿Cómo que seis? Ton..
.A mí ya no me caben más, ¿eh? Ton...
¡Eh!, ¡deja mis uvas, cabrón! Ton...
¡Es que se me ha caído una al suelo!Ton.. Bgrfds... Ton... Bggggdffffff... Ton...
A mí ya no me quedan... Ton... Bgggggdffffff....
Pues a mí me sobran cuatro! Ton... Bfgggggggg, grounfffffff...
Y cuando acaban, toda la familia con la boca llena de babas, a darse besos:
Feliz año, eeeeeeeeeh, felicidades, grfdddfd... Y suena el teléfono: ¡riiiiiiiiiing!
¡Pero coño! ¿Ya están llamando? ¿No se pueden esperar?Pues a mí todavía me sobran dos...
Champán, que alguien venga el Champán!
Pero, bueno, ¿a vosotros os parece lógico empezar el año así?
¡Qué estrés, de verdad! Pero como es Nochevieja... tienes la obligación de divertirte.
Así que después te vas a un fiestorro a un sitio en el que, si caben mil personas, el dueño ha decidido meter a cinco mil doscientas. ¡Muy bien!
¡Cuatro mil doscientas más de las que caben! ¡Quédate en la calle si te
apetece, con la pelona que está cayendo!
Así que entras. Lo bueno que tiene ir a un sitio así es que te puede
pasar cualquier cosa. A mí el año pasado me ocurrió de todo. Yo estaba
tan tranquilo, tomándome mi cubatita de garrafón, cuando de repente un tío me cogió por detrás y me dijo: ¡¡¡¡COOOOOOOOONGAAAAA!!!!!
Y, claro, que vas a hacer, pues te pones a bailar... ¡Eso te lo hace un tío en el autobús y le partes la cara! ¡Pero como es Nochevieja.. !
¡Pues hala!
Y de repente te das la vuelta y llevas cien personas enganchadas a tu culo.
¡A ver como escapas de ésta! Porque una conga es como una secta:
entrar es muy fácil pero salir es muy jodido. Porque en el
garito hay como doce congas girando a toda pastilla...
Bueno, pues iba yo conduciendo mi conga... por mi derecha, cuando, de
pronto, me veo venir en dirección contraria una conga suicida acojonante
conducida por un gordo con casco de vikingo. Yo le iba a hacer ráfagas,
pero como las congas no llevan ni luces ni nada... pues, para evitar la
colisión, di un giro brusco a la derecha... ¡Y me tragué entera una columna
de espejitos! ¡Siniestro total! Doce heridos leves y una columna de espejitos destrozada. Y yo, con una ceja abierta tirado en el suelo pensaba:
Joder, como me hagan soplar ahora, la hemos cagao.
Y en ésas, me desmayé. Al despertar estaba en la sala de
urgencias,rodeado por todos los de mi conga. Algunos todavía no se habían desenganchado; habían venido corriendo detrás de la ambulancia. Bueno, las
urgencias en Nochevieja, hay que vivirlas. Si en la sala caben cincuenta personas, el dueño ha metido a ciento cincuenta... Como el de la discoteca. Y como allí también es Nochevieja, el camillero lleva un gorrito de moro, la enfermera un collar de hawaiana y el que te cose la ceja unos dientes de Drácula,
¡que te da una confianza... ! El tío te dice: ¿Qué ha sido? ¿Con una moto?
No, con una conga.
¡Ay!, si es que van como locos con las congas...
Cuando salí de allí me quería ir a mi casa, pero como era Nochevieja, acabé a las ocho de la mañana con la ceja grapada en un bareto...
Oiga, póngame un chocolate con churros.
Pues sólo nos queda Nesquick y algunos dónuses... Es que los últimos
churros se los han tomado los de una conga, ¡traían un cachondeo..!
Había un gordo que llevaba un casco de vikingo... ¡No le digo más! Y es lo
que yo le digo a los clientes: si no disfrutas en Nochevieja, ¿cuándo vas a disfrutar?