Este bosque frondoso no llamaría la atención si no fuera porque está rodeado de rejas coronadas por alambres de púas y cámaras de vigilancia. Si pudiésemos visitarlo es probable que el fuerte olor nos sacudiera como una bofetada en plena cara. Nuestra mirada se toparía con bolsas de plástico negras diseminadas por esta extraña tierra de nadie recubriendo algo, un volumen, una forma. Un último vistazo más preciso y descubriríamos lo que hace de este lugar un sitio único en el mundo: a la sombra de los árboles o en medio de un claro a pleno sol se pudren con total tranquilidad decenas de cadáveres esparcidos a lo largo y ancho del terreno.


Lo llaman Body Farm, por el best seller homónimo de Patricia Cornwell, pero en realidad este particular bosque tiene un nombre mucho más aburrido: Instalaciones de Antropología Forense de la Universidad de Tennessee. Se considera que casi todo el conocimiento que se tiene de la materia proviene de aquí.

Fundado en 1972 por el Dr. William M. Bass, la Granja de Cuerpos es una extensión de tierras de más de 12.000 m2 pionera en la investigación de la descomposición del cuerpo humano. Se experimenta colocando a los muertos tanto al aire libre como en el maletero de un coche, enterrados o sumergidos en un estanque. Cada mes de febrero, agentes del FBI se presentan en la granja donde hacen prácticas simulando escenas de crímenes. El objetivo ante todo es uno: lograr determinar con la mayor precisión posible el momento exacto de cada muerte. A partir de este dato el camino hacia el culpable se allana considerablemente.

Así fue como se resolvió el triple crimen de Mississippi. Fue en diciembre de 1993 cuando “Big Mike” Rubistein llamó a la policía para denunciar el descubrimiento de los cadáveres de unos familiares dentro de una cabina. Al llegar los agentes se encontraron con los cuerpos descompuestos de una mujer, un hombre y un niño de cuatro años. Big Mike aseguró que en noviembre había visitado la cabina y estaba vacía. En diciembre había vuelto y se había encontrado con la sorpresa. Pero el ansia de nuestro hombre por cobrar el seguro hizo sospechar a la policía. Se decidió entonces acudir al Dr. Bass para establecer el tiempo transcurrido desde el momento del crimen. Basándose en sus conocimientos, Bass sitúo las muertes a mediados de noviembre. Fue el dato definitivo para inculpar a Big Mike (aunque la verdad con sólo ver su foto era caso resuelto). Cómo él, otros muchos han caído gracias a las investigaciones del Body Farm.



Pero por mucho que tomemos distancia con el objeto de estudio, es inevitable que el pensamiento se quede vagando entre esos cuerpos medio desintegrados que un día fueron personas con sus historias y sueños. Y tanto es así que una vez al año la Granja de Cuerpos celebra una conmemoración en recuerdo de esa gente que si en vida quizás no logró mucho, muerta hace una contribución inestimable a la ciencia.